Monday, August 24, 2009

Nacho en Cuba

Cuba es un lugar de contrastes, contrastes ya conocidos por todos, más por algunos y menos por otros, especialmente aquellos que pasan su tiempo en la isla en la comodidad de un resort de varias estrellas, con un sistema “todo incluido” que literalmente te hace permanecer en esa burbuja por más que quieras salir a conocer.

Hablemos un poco de aquella paradoja de un sistema todo incluido en un país con sistema político-económico “todo incluido”, cada cubano recibe los bienes básicos primarios completamente gratis, racionados de tal forma que alcance para cada familia, cada uno recibe lo “justo”, a través de un sistema logístico diseñado para que así suceda. La idea de un sistema equitativamente justo es maravillosa, no hay una idea mejor que aquella que plantea igualdad para todos, donde un ente superior se preocupa por el bienestar de sus subyugos, garantizando el acceso a una vida sin diferencias y felicidad. Todos sabemos que esta idea no funciona, al menos lo hace solo por un momento, pero luego comienzan la diferencias sociales que llegan sin aviso, alimentando la ambición de aquellos a cargo de liderar dicho sistema, no es posible que un sistema de estas características sea sostenible en el tiempo, a no ser que las reservas económicas de la nación en cuestión duren para siempre y la mentalidad de los lideres sea lo suficientemente madura y responsable para implementar un sistema de elecciones, libertad de expresión y movilidad geográfica. Suena ridículo un país con un sistema que prohíbe a sus habitantes cruzar libremente de sus fronteras, con el argumento de que dicha acción pone en riesgo el funcionamiento del régimen dado el acceso a divisas y bienes, lo cual puede incrementar diferencias económicas entre los cubanos, haciendo colapsar el sistema, además de permitir a los cubanos radicarse afuera. Este comentario es muy personal, obviamente hay distintos puntos de vista pero como latinoamericano sé que ni en mi país ni en ningún otro, estos sistemas injustos que siguen ideas de igualdad prosperan.

Cuba sorprende desde el primer instante, llegar a un aeropuerto como José Martí es una experiencia interesante, aparte de la convulsión exagerada por la gripe A(H1N1), donde las primeras caras de los locales estaban cubiertas con máscaras de hospital, no logrando distinguir rasgos ni sonrisas, como dije antes, todos por igual, igualdad, incluso con máscaras, me suena suficientemente irónico para la idea de paraíso que implica estar en el Caribe.

No hablaré de aquella experiencia que significó pasar un tiempo en un hotel todo incluido, ni mucho menos compartir con turistas perezosos, donde su único esfuerzo era la fila del omelette en el desayuno y meter la cuchara en el pote de helados durante el almuerzo. Fui un perezoso por un rato, lo admito, pero esa contradicción me pesó durante todo el tiempo. Definitivamente no soy un turista todo incluido, sino más bien un viajero que improvisa casa segundo de su experiencia, Cuba es perfecto para la improvisación, cada esquina, cada rincón es una experiencia, la gente mantiene aquella timidez propia de un sistema represivo que ha durado por décadas, pero basta un poco de intimidad con ellos para apreciar sus distintas opiniones de la realidad. No son opiniones muy directas ni claras pero sin dudas el descontento está presente en cada hogar, algunos parecen felices, otros indiferentes y algunos simplemente no opinan.

Recorrer Cuba es fácil, solo se necesita tiempo, hacer de esta experiencia un viaje inolvidable requiere tiempo, una semana es perfecta para un todo incluido, pero visitar cada rincón merece más de un mes, desearía haber tenido semanas disponibles para recorrer la isla, compartir más con las personas, elegir mi ciudad favorita o simplemente haber participado de alguna actividad típica organizada en algún lugar, recorrer zonas rurales, en fin muchas otras actividades.
Debo volver a Cuba, algún día, aun hay muchos otros lugares a los cuales viajaré pero dar la oportunidad a este lugar no me parece mal, la próxima vez será alejado del sistema hotelero oficial, de los buses caros y de los restaurantes ridículamente sobrevalorados. La próxima vez me subiré a un “Coco-Taxi”

Yo

Alison, Dag & yo

Marcela, mi prima

Auto típico cubano

Imponente Capitolio en La Habana

Plaza mayor de Trinidad, Sancti Spíritus

Autos antiguos en cada esquina

Algunos amigos Cubanos

Tejados en Trinidad

Calles de Trinidad

Atardecer en Ancón